Mi hijo no dice la “r”

Mi hijo no dice la “r”
Una de las preguntas más comunes que a diario recibimos los logopedas es sobre el
fonema “r” o “rr”. La preocupación de las familias sobre la adquisición de este fonema es
muy alta, por lo que en este post podréis encontrar algunas respuestas a vuestras
preguntas.
Antes de comenzar, es necesario distinguir entre dos dificultades: las fonéticas y las
fonológicas. Hacer una división terminológica de estas dificultades nos permite obtener una
visión global de la raíz del problema y puede facilitarnos establecer una intervención más
ajustada a cada caso particular.
Dificultades fonéticas: El fonema afectado no forma parte del inventario fonético del niño y
por tanto se producen errores estables independientes del contexto lingüístico en el que se
encuentre; es decir, el niño no es capaz de articular el fonema en ninguna posición de
palabra ni en expresiones repetidas. A esta dificultad se le conoce como dislalia.
Dificultades fonológicas: El fonema forma parte de su repertorio fonético, pero se produce
una incapacidad para pronunciarlo en un determinado contexto lingüístico, es decir, en una
determinada posición de palabra o frente a otro fonema. Esto es denominado trastorno
fonológico.
El rotacismo es la dificultad en la producción del fonema “r” o “rr”, uno de los que mayores
dificultades genera en su adquisición; sin embargo, pueden ser otros fonemas los que el
niño no logre adquirir en su repertorio fonético. En el siguiente cuadro, se puede ver la edad
aproximada para la adquisición de determinados fonemas.

En estas dificultades, cobra especial importancia la evaluación, ya que es el proceso de
recogida de datos que nos permite establecer los objetivos de intervención. Por ello, es
necesario evaluar tanto los procesos de comprensión como de producción:
COMPRENSIÓN. Evaluamos la capacidad de discriminación de sonidos o ruidos
ambientales, instrumentos, objetos y, por último, los sonidos del habla.
PRODUCCIÓN. Evaluamos fonemas y grupos de fonemas que presentan
alteraciones, las estrategias ante esos fonemas no dominados, las causas de los errores y
el grado de inteligibilidad del habla.
Con la intervención logopédica en rotacismo u otra dificultad, pretendemos alcanzar la
articulación correcta, la automatización y la generalización del fonema en el lenguaje
espontáneo, por lo que el esquema global de intervención consiste en:
A. Percepción/Recepción. En esta primera fase se realizan ejercicios de reconocer y
discriminar diferencias entre fonemas.
B. Conceptualización Fonológica. Se basa en la segmentación de una secuencia hablada
identificando las unidades que componen la palabra. Algunos ejercicios son la separación
en sílabas de la palabra o la producción de rimas.
C. Producción. La última fase se basa en la conversación y habla paralela con el niño con
el fin de buscar su expresión.
Aunque cada niño lleva un desarrollo evolutivo lingüístico diferente y la edad de adquisición
de fonemas puede variar entre niños, es importante evaluar posibles alteraciones mayores,
pues la evaluación temprana es el comienzo de una intervención exitosa. La automatización
errónea de producción del fonema aumenta con la edad, por lo que la intervención en
edades tempranas garantiza el cumplimiento de objetivos de forma más rápida y efectiva.